martes, 31 de enero de 2012

Acerca de Barroco Andino en su aniversario


En los inicios de la dictadura militar en Chile los instrumentos de la música del altiplano fueron considerados subversivos por la autoridad. Los instrumentos sin quererlo arrastraban la imagen de aquellos que los habían utilizado hasta el 11 de septiembre de 1973, todos vinculados de alguna forma a la Nueva Canción Chilena, a la Unidad Popular, a Salvador Allende, todas imágenes que los dictadores buscaban erradicar de la sociedad.
 
Es mítica aquella reunión en que las nuevas autoridades citaron a diversos exponentes de la música popular y folclórica para expresarles la nueva filosofía en relación a los instrumentos musicales, mientras en el ambiente ya se sabía lo que había sucedido con Víctor Jara, la suerte que estaba corriendo Ángel Parra y tantos otros artistas que estaban asilados en diversas embajadas. Al igual es conocido como recibieron presión los sellos para dejar de editar ciertos discos, en paralelo a la destrucción de tanto registro histórico. Pero también las nuevas autoridades sabían cómo hacerlo: No publicaron ningún decreto ni ley prohibiendo los instrumentos andinos, ni la persecución ni eliminación de sus “supuestos” enemigos, ni dictaminando la destrucción de masters o de libros. Todo explícitamente hablado, pero no publicado, ni archivado.


A esa fecha no todos los músicos vinculados al movimiento de la Nueva Canción Chilena fueron expulsados al exilio, entre los que permanecían en Chile estaba Luis Advis, y un alumno de él, Jaime Soto León. Este último compositor ya había trabajado en un Oratorio para Los Trabajadores para grupo y conjunto vocal grabado por Huamarí el año 1972, y que el año 1973 había comenzado a montar el conjunto Quilapayún y del cual este conjunto solo registró el tema La Represión en el disco El Pueblo Unido editado en el exilio.

Tras el Golpe de Estado Jaime Soto planteó la idea de hacer un conjunto de Nueva Canción Chilena en el exilio para lo cual reclutó a diversos músicos. Buscaron asilo en la embajada de Venezuela y no obtuvieron una respuesta positiva de ella. Había que buscar otra alternativa dentro del nuevo régimen, y les surgió la idea de tocar música barroca con arreglos para instrumentos andinos, así podían retomar el uso de estos instrumentos, con un repertorio que las nuevas autoridades no podían negarse a que fuera interpretado públicamente.  

Y así fue, la agrupación llegó a participar dentro de un Festival organizado por la Oficina Nacional de La Juventud que tenían las nuevas autoridades, y por otro lado encontraron un alero para poder ensayar en la Universidad Técnica del Estado. Barroco Andino, el nombre que tomó esta agrupación, comenzó a realizar presentaciones frecuentemente en iglesias, sindicatos, transformándose tácitamente en una de las primeras figuras de resistencia que aparecieron dentro del medio. 

En esa primera etapa el Barroco Andino editó 3 LP, posteriormente los músicos comenzaron a emigrar, y el grupo cayó en receso. A comienzos de los 80 Jaime Soto rearmó el grupo con nuevos integrantes, amplió la selección musical incorporando música popular, arreglos vocales, y numerosos interpretes, siendo una de las primeras “Orquestas Andinas” del medio entregando obras con una delicadeza y preciosismo en las interpretaciones que se mantienen vivos a 38 años de sus primeros pasos como lo demostraron en el concierto que realizaron el pasado Jueves 19 de Enero en la Capilla del Hospital Salvador de Santiago de Chile, en donde el público agradeció cada interpretación del conjunto, con un repertorio centrado principalmente en la llamada música clásica y que dio un breve, pero emotivo espacio a las obras cantadas, así como a un hermosos arreglo de La llorona que la llevó desde tierras mexicanas a los aires venezolanos muy bien plasmado por Jaime Soto, convirtiéndose esta pieza en lo mejor del concierto.

Fácilmente Barroco Andino es EL GRUPO de excelencia en la interpretación de instrumentos andinos en Chile, además de contar con potentes voces y acertados arreglos de Jaime Soto, que en su trabajo derrocha todo aquel vínculo que alguna vez tuvo La Nueva Canción Chilena con la música docta y que ahora esos grupos han postergado, mientras que en el Barroco Andino permanece, vive y se desarrolla.

Larga vida a Barroco Andino!!!



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