Serrat y Sabina encontraron en el intercambio una forma
efectiva de renovar sus búsquedas creativas.
Estos dos viejos zorros de la
escena internacional se divirtieron en grande con sus canciones, con sus guiños
al público local, y con sus comentarios políticos e ironías.
El repertorio musical apareció sabiamente conjugado con una
serie de juegos histriónicos en el escenario donde el contrapunto asumió la
forma de acuerdos, peleas y bromas.
Escuchemos esta payada campera a modo de riña escenificada…
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