Eduardo
Jozami hablaba de la Carta de un escritor a la Junta Militar. Y del modo
en el que durante años la interpretación quedó entrampada por la
lectura original de Gabriel García Márquez, compañero de Rodolfo Walsh
en Prensa Latina.
García Márquez difundió la Carta poco después de la
desaparición de Walsh como “una obra maestra del periodismo” y dijo que
eso le había costado la vida. “La difusión enorme que adquirió la Carta a
partir de ese momento hizo costumbre vincular de manera directa la
desaparición de Walsh con la Carta Abierta a la Junta Militar –dijo
Jozami–. En realidad no era difícil pensarlo de esa manera, pero era
imposible que una carta enviada ese mismo día, desde un buzón, haya
provocado eso. La desaparición no ha sido por la Carta, sino porque era
un militante político que durante años integró una organización que
resistía la dictadura militar.”
Miguel Angel Estrella, embajador ante la Unesco, junto Jozami y Ferreyra. |
“Hace 35 años, un día como hoy, posiblemente a una hora cercana a esta (las seis de la tarde), llegaba a este lugar el cuerpo de Rodolfo, posiblemente ya sin vida –dijo Jozami en el comienzo–. En el Casino de Oficiales de allá enfrente fue visto poco después su cuerpo ya convertido en cadáver. No se sabe bien qué ocurrió después y tal vez no sea importante abonarnos a las búsquedas de hipótesis macabras, porque Rodolfo Walsh está hoy acá con nosotros, con este homenaje que se le rinde seguramente al texto más importante que tiene que ver con la última dictadura argentina y uno de los textos fundamentales de la literatura política argentina.”
En el homenaje, entonces, con Walsh corporizado en las dimensiones enormes que ahora adquiere su Carta, hubo tiempo para desentrañar las claves que todavía encierra ese texto; discutir las interpretaciones que lo dan como un texto de despedida o de resignación y rescatarlo como un legado político que inscribió a Walsh como uno de los intelectuales comprometidos con la sociedad y la política de su tiempo.
Estuvo su viuda y compañera Lilia Ferreyra, que leyó un texto que escribió . Habló del modo en el que se hizo esa Carta, por momentos visionaria. Habló de los tres meses en los que tecleó y corrigió el texto –en una máquina Olympia portátil–, que ella hoy es capaz de repetir de memoria. Y donde le dice en el último párrafo, a modo de diálogo íntimo, “imposible porque trasciende la muerte”: “Rodolfo, te escucharon: la carta llegó hasta aquí”.
Hubo representantes de distintas embajadas. Estuvieron Miguel Angel Estrella, embajador argentino ante la Unesco, y el legislador Aníbal Ibarra. Cuando Verónica Castelli, de Hijos, mencionó la presencia de la familia del secretario de Derechos Humanos de Nación, Eduardo Luis Duhalde, internado desde hace tres semanas, hubo un aplauso. Jozami destacó que es el encargado de llevar adelante la política más avanzada y democrática en derechos humanos de este país.
“Parece increíble que un año después (del golpe) hubiera una
comprensión tan clara de todos las dimensiones de la política represiva
que se estaba desarrollando, mientras había sectores políticos que
todavía decían que la dictadura no era tan dictadura o que los
desaparecidos tampoco lo eran tanto”, dijo Jozami. En línea con el
subrayado que los organismos de derechos humanos le dieron este 24 de
marzo a la responsabilidad del poder económico, señaló que se necesitaba
la “lucidez” de Walsh “para entender que la represión de las
organizaciones guerrilleras no era el objetivo central”. Sino que lo era
la política del hambre y la miseria que se quería instalar en
Argentina, recordó, en alusión al texto de la Carta.
También hubo momentos de intimidad. Y de una discusión política que
llega al presente. Sobre las interpretaciones de la Carta, Jozami
cuestionó a quienes advierten algo de resignación o de suicidio en el
tono. “La minuciosidad con la que Walsh preparaba su vida futura; su
retirada del primer plano del combate, el momento en el que prepara una
resistencia con criterios distintos, de descentralización de recursos a
pequeñas iniciativas y no a los grandes aparatos... vemos que si había
algo que estaba lejos de la intención de Rodolfo Walsh era el suicidio o
la resignación frente a la opresión.”
¿Entonces por qué ese tono al final de la Carta, casi de despedida?
“Los que se preguntan esto no saben cómo se vivía en aquellos años; no
saben lo que es enterarse todos los días de la caída de un compañero; no
saben qué es vivir durante años esperando esas noticias. Entonces, como
lo muestra este monumento dirigido a todo el pueblo argentino, todo lo
que se escribía tenía el tono dramático de lo que podía ser el último
encuentro, la última carta. En ese sentido, también la Carta es un gran
documento literario y gran testimonio de época, porque nos marca cómo
pensaban y cómo vivían y cómo sentían como seres humanos, profundamente
humanos y profundamente solidarios, los militantes que enfrentaban a la
dictadura en aquellos años.”
Hubo un aplauso fuerte mientras caían gotas de lluvia.
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