Victor Heredia, aquel que se destaca por cantarle a la justicia y al
compromiso social, nuevamente le pone música a la realidad interpretando
Breve historia de las Islas Malvinas como bien su nombre lo
dice, es una reseña de aquella historia que todavía sigue inconclusa en
los corazones del país.
-”Los argentinos, en general, no lloramos a los
héroes caídos en Malvinas ni mensuramos el enorme dolor que produjo
aquella guerra como correspondía, quizá porque desconocíamos parte de
una historia jamás contada, quizá porque los ecos de la dictadura
mermaron el sentimiento que merecía un territorio a todas luces
argentino.”
“Parte de nuestra independencia como el resto de la patria, quizá
porque la postura antimilitarista de aquellos años, fundada en el horror
de los crímenes de lesa humanidad que se denunciaron al poco tiempo,
ayudó a cubrir con un manto de olvido el generoso esfuerzo de quienes
pelearon esas batallas con dignidad y verdadero pundonor. Pero Las
Malvinas y también su historia y sus guerras son tan nuestras como la
sangre y el dolor que costaron.
Este es mi humilde aporte a esa
memoria.”
Era, sé que era, érase una vez
unas islas argentinas, les doy fe
tan cerca de casa, en nuestro mar,
tierra de Yámanes y Shelk’ nam,
donde ahora se habla buen inglés.
Aunque cierta vez hablaron en francés
cuando Luis Antoine de Bougainville fue
a colonizarlas para el Rey (de Francia)
y fundó Colonia Port St. Louis (en 1763)
y las bautizó “Les Malouines”. (En honor a St. Maló)
unas islas argentinas, les doy fe
tan cerca de casa, en nuestro mar,
tierra de Yámanes y Shelk’ nam,
donde ahora se habla buen inglés.
Aunque cierta vez hablaron en francés
cuando Luis Antoine de Bougainville fue
a colonizarlas para el Rey (de Francia)
y fundó Colonia Port St. Louis (en 1763)
y las bautizó “Les Malouines”. (En honor a St. Maló)
Pero, ya ves, después las tuvo que vender
al Rey de España, quien
seiscientas tres mil libras les pagó
y así, volvieron a ser nuestras
cuando el sol de la Revolución de Mayo las libró.
El peso de la historia decidió
que allí flameara nuestro pabellón…
al Rey de España, quien
seiscientas tres mil libras les pagó
y así, volvieron a ser nuestras
cuando el sol de la Revolución de Mayo las libró.
El peso de la historia decidió
que allí flameara nuestro pabellón…
Era, sé que era, érase una vez
uno que recordaremos: Luis Vernet
con nuestra bandera recaló (en 1829)
en la fría isla Soledad (con toda su familia)
para gobernarla y comerciar.
Pero en mil ochocientos treinta y tres
otra vez bramó el colonialismo inglés
y atacaron Puerto Soledad
destruyendo todo sin piedad,
y desde ese día llora el mar…
uno que recordaremos: Luis Vernet
con nuestra bandera recaló (en 1829)
en la fría isla Soledad (con toda su familia)
para gobernarla y comerciar.
Pero en mil ochocientos treinta y tres
otra vez bramó el colonialismo inglés
y atacaron Puerto Soledad
destruyendo todo sin piedad,
y desde ese día llora el mar…
Igual que un dos de abril cuando la sangre joven
del país cayó herida por el fuego y la locura de
mesiánicos y oscuros generales que
rindieron sus espadas sin llorar.
Ahora dónde irán con tanta soledad y sin la paz
y amor que el viejo Lennon supo imaginar.
¿Qué harán con tanta sangre nuestra en el brezal?
¿Qué harán con tanto amargo llanto maternal?
¿Qué harán con nuestro amor soñando allende el mar?
¿Qué harán si el cielo les recuerda la verdad?
¿Qué harán, Malvinas argentinas? ¿Dónde irán?
del país cayó herida por el fuego y la locura de
mesiánicos y oscuros generales que
rindieron sus espadas sin llorar.
Ahora dónde irán con tanta soledad y sin la paz
y amor que el viejo Lennon supo imaginar.
¿Qué harán con tanta sangre nuestra en el brezal?
¿Qué harán con tanto amargo llanto maternal?
¿Qué harán con nuestro amor soñando allende el mar?
¿Qué harán si el cielo les recuerda la verdad?
¿Qué harán, Malvinas argentinas? ¿Dónde irán?
Letra y Música: Víctor Heredia
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