Los
colores de las brillantinas y lentejuelas de las levitas de más de 100
agrupaciones murgueras desfilaron en la tarde de ayer entre Callao y
Corrientes y el Obelisco porteño para dar la bienvenida al Carnaval
2012.
La Agrupación M.U.R.G.A.S, organizadora del desfile, anunció con
este acto que el 4 de febrero comienzan los corsos en más de 35 tablados
en otros tantos puntos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El desfile de llegada del Carnaval buscó instalar el festejo del Rey Momo y celebrar además el logro de una larga pelea que dieron las murgas desde comienzos de los ’90 por recuperar el feriado de lunes y martes de Carnaval, que la última dictadura había eliminado del calendario. “Muchas gracias presidenta Cristina Fernández por devolvernos el feriado de Carnaval que la dictadura nos había robado”, gritaba por el micrófono el animador del evento apenas pasadas las 19, cuando la caravana arrancó su alegre peregrinar entre saltos y patadas.
Toto, un pelado de la agrupación Los Bohemios de Lugano, dialoga con Tiempo Argentino mientras se termina de cambiar dentro de una combi estacionada en la Avenida Callao. “Hace años desfilábamos antes del Carnaval para exigir que repongan el feriado, ahora desfilamos para no perder la costumbre.”
Por su parte, la Comisión de Carnaval, del Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, organismo en el que están representadas las agrupaciones de Carnaval, anticipó que los festejos comienzan el sábado 4 de febrero y se extenderán todos los fines de semana, incluyendo el 20 y 21, que corresponden al lunes y martes de Carnaval. Los corsos comenzarán con su programación a las 19.
Las murgas lograron en 1997 ser reconocidas patrimonio cultural de la Ciudad y formaron una Comisión de Carnaval en el área de Cultura del municipio porteño para financiar y organizar los carnavales durante los fines de semana de febrero con corsos callejeros, barriales y gratuitos. Siete años después se logró la ley del feriado de lunes y martes de Carnaval.
El extraño baile de los murguistas porteños se multiplicó por miles en cada barrio desde el advenimiento de la democracia en nuestro país y lo convirtió en el sello distintivo.
Los cometas de Boedo, Pasión Quemera, los Mimosos de La Paternal, los Mocosos de Liniers, Resaca Murguera de San Cristobal, Alocados de Villa Pueyrredon, Alucinados de Parque Patricios, Arlequines de la R, Auténticos Rayados de Villa Lugano, Caprichosos de San Telmo, Despilfarrados de Colegiales, Elegantes Por Costumbre y Los Bacanes de Villa Real son algunas de las agrupaciones que se hicieron presentes en esta convocatoria que alteró el tránsito y la apatía de la tarde del jueves porteño.
Las murgas se encienden cuando Banana, integrante de los Fantoches de Villa Urquiza, toma el micrófono y recita de memoria uno de los poemas de Jorge Guigue Mancini, bombista y arreglador histórico de las murgas porteñas que “se fue a tocar el bombo al cielo” en 2010. “En cada barrio porteño / y allá en el Gran Buenos Aires / siempre flotará en el aire / un bombo, un pito y un sueño. / Del carnaval sos el dueño / no cabe ninguna duda/ y un murguero te saluda / levantando su estandarte / porque sabe que en cualquier parte / la murga siempre perdura”.
Cerca de las 20, las murgas arrobaron el Obelisco y se despidieron con la promesa de un Carnaval para todos en las veredas y las calles de la Ciudad de Buenos Aires.
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