Son sobrevivientes de las más radicales dictaduras militares de
Latinoamericana, e inspiradores de miles de jóvenes de varias
generaciones en las últimas tres décadas, se trata del Quinteto Tiempo,
un grupo cuyos integrantes nacieron en Argentina, pero ya tienen la
nacionalidad Latinoamérica.
Y a pesar de que sus cabezas están pobladas de canas, continúan de
pie, inspirando sueños a través del canto hermano y solidario en este
nuevo siglo. Con sus voces de gigante, han trascendido en los tiempos, y
han demostrado que la amistad es más que estar unidos y han hecho más
que realidad las letras de sus canciones.
Alejandro Jáuregui, (bajo); Eduardo Molina, (bajo barítono); Santiago
Suárez, (tenor y guitarrista); Antonio Suárez (en sustitución temporal
de Ariel Gravano); y Carlos Groisman, (director y arreglista), se
mostraron optimistas de estar unidos y sobre todo, poder disfrutar
después de muchos años del calor de su público, sobre todo las nuevas
generaciones que crecieron en sus hogares escuchando a la agrupación
suramericana, y que hoy en día sigue siendo un importante referente de
la cultura regional.
La agrupación surgió en 1962, en una primera etapa. Pero fue a partir
de 1972, cuando los actuales integrantes impulsaron su proyecto como
Quinteto Tiempo, y dieron vida a grandes éxitos que a pesar de no
existir en el pasado la tecnología actual, se regaron por el continente,
llegando hasta tierras europeas, y por todo el continente, dando a
conocer los grandes problemas que enfrentaban las sociedades de aquel
entonces.
“El canto, la canción nos amarró”, expresa espontáneamente Santiago
Suárez, al preguntarles sobre el secreto de su trayectoria, pero, sobre
todo, el estar unidos hasta estos tiempos.
Y agrega que “el canto ha sido el motivo por cual siempre estuvimos
unidos”. Eduardo Molina, afirma que en este tiempo “se han dado
situaciones nuevas, estamos felices y juntos para vivir esos momentos”. Y
aseguran que en los albores del siglo XXI “El Pueblo Unido Jamás será
vencido”, “es una consigna que tiene plena vigencia”.
Por ello, desde cualquier escenario, foro o encuentro expresan a las
nuevas generaciones, esos jóvenes que son atraídos por sus cantos, para
que sepan que la unidad y solidaridad son importantes en estos días.
“No olvidar y estar unidos. El esfuerzo de unidad en el sur, ha dado
resultados, frenar el golpe de Ecuador, por ejemplo…”, insiste Molina.
Al tiempo que creen que muchas de sus canciones se inspiraron en
momentos duros que sufrieron los pueblos Latinoamericanos, dictaduras,
represión, persecución, asesinatos, censura, entre otros males que se
regaron por el continente.
Los integrantes del Quinteto Tiempo están satisfechos de haber
sobrevivido y poder estar ahora viendo la llegada de gobiernos
progresistas, de ver al FMLN en el gobierno, en El Salvador, y otros
triunfos en la región, hasta momentos como la recién creación de la
Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), “que
esperamos den resultados y funcionen”, acotaron.
Sus letras siguen vivas más de tres décadas desde que nacieron en su
natal Argentina, la razón afirman: “porque el público les da las
interpretaciones, a las canciones, eso es lo mágico”, afirma Groisman.
Y reiteran que los problemas que sufrieron los pueblos en las décadas
de los 70 y 80, persisten. “Persistirán los mismos problemas eternos”,
manifiesta Suárez. Al tiempo que reflexiona que “algunas diferencias
habrán, pero la problemática que movilizó a los pueblos de aquella época
continúa, no se ha solucionado el problema de justicia social”.
Y advierten que los cambios no los hace ni la música ni las canciones
“si no los pueblos”, a quienes se les debe respeto y sobretodo
paciencia “porque tienen sus tiempos”, y esos pueblos se acompaña con la
música.
El Quinteto Tiempo afirma que: “en una canción quizá planteamos los
sueños”, y esperan de su arte la interpretación de los hombres y mujeres
del futuro. Ese es la explicación que en 2011 se le da a “el río está
llamando”, una canción de resistencia, que desde Córdoba, fue un símbolo
de lucha contra la dictadura argentina, y que ha trascendido hasta
estos tiempos, y sigue vigente en los nuevos hijos y nietos del
continente.
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