“Pedro
Aznar celebra la música de Luis Alberto Spine-tta”, fue la invitación
servida anoche en Plaza Italia, frente a la Feria del Libro, en el marco
del Día de la Ciudad. Una invitación que se cumplió en la exactitud de
la belleza de las canciones reinterpretadas ahora por Aznar, una extensa
lista de temas inolvidables de todas las épocas y de todas las
formaciones del Flaco.
“Spinetta cambió nuestras vidas”, destacó Pedro Aznar al comienzo del show. |
Unas 50 mil personas, según las cifras del
gobierno porteño, organizador del concierto, enfrentaron la fría noche
con el cobijo de temas como “Kamikaze”, “Todas las hojas son del
viento”, “Los libros de la buena memoria”, “Resumen porteño”, “Blues de
Cris”, “Que ves el cielo”, entre tantos otros coreados en voz baja y
agradecidos por la multitud. Primero solo, luego en dúo con el
tecladista y compositor Andrés Beeuwsaert, más tarde en un trío al que
se sumó Héctor “Pomo” Lorenzo, baterista que compartió diversos
proyectos con Spinetta, y también con la cantante Roxana Amed como
invitada en un par de temas, Aznar dio muestras de su talento en la
exacta medida en que intervino el espíritu de los clásicos ajenos con el
propio.
“Es muy difícil describir la emoción que representa homenajear a
alguien que ha cambiado nuestras vidas tanto y para siempre. Por un
regalo de la vida me toca estar acá, cuando la ciudad está homenajeando a
uno de los ciudadanos más importantes de la historia”, comenzó diciendo
Aznar, al explicar por qué eligió resaltar la idea de una “celebración”
más que la de un “homenaje” para el concierto.
“Voy a tratar de conectarme con las canciones más que con el recuerdo porque, si no, no voy a poder cantarlas”, agregó. A pesar de la autoadvertencia, no pudo evitar recordar esa marca que, en el recuerdo, deja ligadas estas grandes canciones a momentos de la vida. Eso que pasa con las marcas de las canciones que se vuelven eternas, y cada uno entre los presentes, seguramente, habrá puesto en juego anoche las propias.
El final llegó con tres perlas como bises, “Quedándote o yéndote”, “Ella también” y la siempre pedida “Muchacha ojos de papel”. Puentes amarillos –un título que dio lugar a una ingeniosa circulación de bromas por la feliz coincidencia entre la evocación de la “Cantata” del disco Artaud, y el color chillón que es la marca de los organizadores– se extendió durante dos horas y media, bastante más allá de las 21, cuando la Feria abrió sus puertas en forma gratuita.
“Voy a tratar de conectarme con las canciones más que con el recuerdo porque, si no, no voy a poder cantarlas”, agregó. A pesar de la autoadvertencia, no pudo evitar recordar esa marca que, en el recuerdo, deja ligadas estas grandes canciones a momentos de la vida. Eso que pasa con las marcas de las canciones que se vuelven eternas, y cada uno entre los presentes, seguramente, habrá puesto en juego anoche las propias.
El final llegó con tres perlas como bises, “Quedándote o yéndote”, “Ella también” y la siempre pedida “Muchacha ojos de papel”. Puentes amarillos –un título que dio lugar a una ingeniosa circulación de bromas por la feliz coincidencia entre la evocación de la “Cantata” del disco Artaud, y el color chillón que es la marca de los organizadores– se extendió durante dos horas y media, bastante más allá de las 21, cuando la Feria abrió sus puertas en forma gratuita.
No hay comentarios:
Publicar un comentario