martes, 21 de agosto de 2012

Comenzó un nuevo ciclo de Teatro por la Identidad

Doce años de una idea que alcanzó proyección internacional. Las obras convocan a reflexionar sobre la desaparición de personas y las apropiaciones de niños.
Despierta! ¡No es verdad!”, es la primera frase que escucha Chantal al salir del sueño en el que había olvidado su pasado y, en consecuencia, perdido su identidad. Tal como en L’identité, la novela del checoslovaco Milan Kundera, Teatro por la Identidad constituye un grito, un llamado a despertar del olvido y la negación para encontrarse con la verdad. El ciclo, que se presentó el jueves 16 y pone en escena sus primeras obras el viernes 17 en el Teatro Nacional Cervantes, cumple doce años de labor ininterrumpida en los que ha crecido exponencialmente: no sólo se replica en once ciudades del país sino que se instaló en Londres, Barcelona, Madrid, Cataluña, Italia, Francia y Venezuela.
  
Es que encontrar la propia identidad, ese conjunto de rasgos y características que nos definen, esa conciencia de nosotros mismos, tan relacionados y entramados con nuestro pasado –y ayudar a que otros la encuentren–, es una tarea que afecta a todo el mundo.
 
“En estos doce años hemos sido un semillero, de dramaturgos que estrenaron su primera obra, de actores que subieron al escenario por primera vez, por ejemplo, o de aquellos consagrados que hoy tienen la posibilidad de montar su obra en la sala María Guerrero del Teatro Nacional Cervantes”, comentó Cristina Fridman, actriz, integrante de la comisión directiva y una de las productoras del ciclo.
Más allá de lo artístico, el ciclo también ha sido un semillero de verdades encontradas con esfuerzo y dolor, ya que muchas de sus obras se basan en la historia de los nietos recuperados por Abuelas de Plaza de Mayo, o en testimonios de hijos de desaparecidos.
“La premisa ha sido, y es, concientizar sobre la apropiación de niños por la última dictadura militar: chicos arrebatados a sus padres desaparecidos, secuestrados o asesinados que hoy viven con la identidad falseada”, señaló Fridman, quien no se privó de mostrar su alegría por haberse visto obligados a ampliar esta edición que, inicialmente, pensaron para ocho salas.
 
El ciclo se divide en dos etapas: la inicial, durante agosto, se concreta en un único teatro, este año el Cervantes, y la segunda, durante septiembre, se realiza en diversas salas de la ciudad de Buenos Aires. “Se presentaron tantas obras y tan buenas, que debimos ampliarnos a trece teatros en la segunda etapa, donde presentaremos 22 obras”, detalla Fridman (ver recuadro).
 
Teatro por la Identidad es un movimiento teatral de actores, dramaturgos, directores, coreógrafos, técnicos y productores que decidieron, en 2000, comprometerse con la búsqueda de las Abuelas y colaborar, desde sus habilidades, al encuentro de los 400 nietos que aún viven una identidad ajena.
Fridman contó que “este año, además, se incorporan un grupo de clowns con Bla, bla!! y dos grupos más en Impro por la Identidad”, movida que impulsaron Mosquito Sancinetto y Oski Guzmán con técnicas de improvisación. Y durante la etapa de septiembre, el ciclo contará con la obra Islas de la memoria como invitada, ya que, sostuvo la actriz, “queremos que Malvinas esté presente, porque tiene que ver con nuestra identidad”. 
 
Del mismo modo, estará presente Los poetas de Mascaró, un espectáculo de poesía y homenaje a los poetas que integraron el grupo que llevaba ese nombre y a Haroldo Conti. 
El jueves pasado por la noche, el Cervantes se vistió de fiesta para abrir el ciclo; allí estuvieron el director del teatro, Rubens W. Correa; el subdirector, Claudio Gallardou, Georgina Barbarossa y Los Amados, quienes se ocuparon de la conducción, y Ana María Picchio, Paola Krum, Sebastián Estevanez, Nicolás Riera, Calu Rivero, Nancy Dupláa, entre decenas de otros artistas y representantes de la cultura que apoyan esta iniciativa cultural desde sus inicios.
En 2000, cuando arrancó Teatro por la Identidad, las Abuelas habían recuperado cerca de 70 nietos. En estos doce años se produjo el reencuentro con otros 36. Algunas de esas historias se tejieron a partir de las reflexiones que dispara el ciclo. Quedan otros 400 por encontrar, y como dicen las Abuelas, “vamos por todos”
Grupo de Teatro Por La Identidad

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