El Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, frente a
un nutrido grupo de funcionarios, militantes y la propia Presidenta,
Cristina Fernández de Kirchner, compartió una disertación en
el Museo del Bicentenario de la Casa Rosada sobre crisis de deuda. El
economista elogió el rumbo de política que adoptó el Gobierno desde 2003
y criticó la postura neoliberal que explica la crisis de la deuda en
Europa a partir de un excesivo gasto público, que propone salvar a los
bancos y deprimir la demanda agregada. “Esto lo sabía Néstor Kirchner,
cuando en las Naciones Unidas sostuvo que los muertos no pagan las
deudas. Hacía falta crecer para pagar”, dialogó CFK con el Nobel.
Stiglitz es profesor en la Universidad de Columbia y se enrola en la
corriente de los nuevos keynesianos. Desde el punto de vista teórico,
se distingue de las posturas más ortodoxas porque subraya los problemas
derivados de las imperfecciones del mercado y hace hincapié en la
necesidad de la regulación estatal. Desde el estallido de la crisis de
las hipotecas subprime y la creciente fragilidad en Europa, Stiglitz
cobró protagonismo por criticar la salida que el neoliberalismo propone y
se convirtió, junto con otro Premio Nobel, Paul Krugman, en referentes
de la opción heterodoxa en el contexto actual. Ambos elogian la dinámica
de la economía argentina desde 2002, que salió de la crisis con
políticas expansivas y logró trasladar a los acreedores parte del
quebranto que generó la convertibilidad, a través de la reestructuración
de la deuda.
“Desde la década de 1980 ha habido más de cien crisis de deuda en
todo el mundo. Pensábamos que los mercados funcionaban, pero lo cierto
es que las ideas del Consenso de Washington estaban equivocadas. Esas
recetas derivaron en serias crisis de deuda, con consecuencias brutales
sobre las sociedades. En este tipo de crisis se tiende a criticar al que
tomó prestado. Pero todos los préstamos tienen dos partes. El acreedor
tiene tanta responsabilidad como el que toma prestado. Tal vez el
acreedor es incluso más responsable”, analizó el economista, idea que
luego retomó CFK, al afirmar que “el acreedor es el que tiene la
expertise acerca de cuáles son los que pueden devolverle el dinero”.
El Nobel comparó algunos de los problemas que atraviesan las
economías más débiles de Europa con la situación argentina en 2001/02.
Mencionó entre las similitudes el alto nivel de deuda en relación con el
Producto y la existencia de una paridad cambiaria fija. “Los países de
Europa no están en una zona monetaria óptima. Son economías muy
diferentes que procuran compartir una moneda. Con la unión monetaria,
resignaron el mecanismo del tipo de cambio y la tasa de interés y no lo
reemplazaron”, indicó. El economista afirmó que los problemas de deuda
pública en los países de la periferia de Europa no fueron causados por
un sobreendeudamiento estatal. Lo que sucedió, en cambio, fue que, ante
la crisis, los gobiernos se hicieron cargo de las deudas del sector
privado, en especial los bancos. “Los mismos dirigentes que culparon al
gobierno fueron los que insistieron en que el Estado se hiciera cargo
del problema de los privados”, completó.
Stiglitz advirtió que el problemas de la deuda es el síntoma de
distorsiones más profundos. “En gran medida, la crisis está causada por
una estructura económica con fallas fundamentales. El formato actual, el
diseño de la Eurozona, no funciona”, analizó. Al abordar la respuesta
frente a la crisis, la similitud con Argentina se convierte en un
contraejemplo. “No aprendieron de Argentina. Y el resultado es que
aplicaron un conjunto de políticas que empeoraron las cosas rápidamente.
Cuando empezó la crisis, Grecia tenía un nivel de deuda del 110 por
ciento al PIB y luego pasó al 250 por ciento. Bajaron el Producto,
matando a la economía y subieron la deuda a través de intereses altos”,
enfatizó.
“Demasiados países respondieron a la crisis con políticas de
austeridad. La lógica que utilizan es que la deuda es el resultado de
gastar demasiado. Por eso, la solución es gastar menos. Sin embargo,
España, por ejemplo, estaba en posición de superávit antes de la crisis.
La debacle fue la que causó el déficit y no al revés. Europa está
confundida con este tema de la austeridad. Generan un problema de falta
de demanda agregada. Si recorta gastos el gobierno, baja la demanda y
sube el desempleo. Como baja la producción, bajan los ingresos. La
austeridad enlentece la economía. Los beneficios del ajuste fiscal son
siempre una desilusión. No existe economía que se haya recuperado con
austeridad”, indicó Stiglitz.
El Nobel explicó que “Argentina modificó el tipo de cambio y
reestructuró la deuda para salir de la crisis. Si hubiera tomado sólo
una de esas medidas, no lo habría solucionado. Para Europa es la misma
lección”. Finalizó con otro elogio: “Argentina mostró que no fue fácil,
pero que es posible responder a la crisis. Que si se gestiona este
proceso bien, la economía tiene posibilidades de seguir adelante”.
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