domingo, 18 de septiembre de 2011

Entrevista con el letrista de Falta y Resto. La murga uruguaya se presentó en el Luna Park con "La comedia del barrio".

Visitas al país desde 1983 con Falta y Resto hacen de Raúl Castro un conocedor tanto del espacio artístico local, como del público argentino. A horas de la presentación de mañana en el Luna Park, el letrista de una de las murgas uruguayas más reconocidas en el país habló de temas tan diversos como el presente del movimiento en el país, como los procesos políticos latinoamericanos hasta el desempeño del fútbol uruguayo.
Castro (o “Tintabrava”, como también se lo conoce) abre la charla describiendo lo que para él es central: la profunda relación que existe entre Falta y Resto y los interiores de Uruguay y Argentina. “Nosotros cuando empezamos a hacer murga, era casi una mala palabra. Hoy el movimiento murguero abarca una región muy vasta, con gente que siente que puede decir desde la comedia musical lo que le pasa para transformar la realidad con alegría”, alega el letrista
.
Ese crecimiento puede ligarse a nivel local con la revalorización cultural que se le dio a la murga y a los carnavales. Al menos, así lo cree Castro. - Nosotros hemos sido testigos del proceso de vuelta a la legalización del carnaval, hemos trabajado para eso, directa o indirectamente y nos llena de orgullo. Pienso que cualquier gobierno inteligente, tiene que entender la murga como un fenómeno que va en paralelo con un buen gobierno. Cuando a la gente la dejás hablar, la dejás expresarse, cuando incentivás eso, y trata de hacerlo desde la alegría y lo payasesco, empiezan a salírsele los traumas a la sociedad. Poco a poco, porque es una tarea educacional, pero la gente que canta y puede expresar lo que siente es obviamente más feliz.

  ¿En esa búsqueda estuvo la génesis de Falta y Resto en plena dictadura en Uruguay? - Precisamente. Nosotros sentimos que teníamos que mirar a la realidad desde otro lado, que sino nos íbamos a hundir en un pozo oscuro de terrible pesimismo del cual era imposible salir. Había mucha gente presa, mucha gente desaparecida, nuestros amigos, hermanos, nosotros mismos no podíamos cantar, estuvimos censurados durante un montón de años. Este pensamiento durante muchos años lo tomé para mi vida particular, cuando enfrento a un problema trato de encontrarle el lado esperanzado y casi siempre es más fácil del lado de la alegría. - En esos comienzos había un slogan que popularizaron: “Las murgas del pueblo las viste el pueblo”.  Es una alegoría que surge en plena dictadura, cuando nosotros no teníamos auspiciante, no teníamos un mango. E inventamos este slogan y salimos a vender rifas y abonos y después quedó como una forma de decir que es la esencia misma de lo popular. En ese momento llenamos la cancha de Liverpool (en Montevideo) a 10 pesos, metimos 10 mil personas, con ese discurso. Con la Reina de la Teja, éramos las dos murgas que en un momento determinado estuvimos a la vanguardia de la lucha antidictatorial.

-¿Retrospectivamente, qué recuerda de esos años? - Recuerdo con una alegría. Estábamos todos unidos, porque había un objetivo en común que era voltear a los milicos. Después, cuando repartieron las camisetas políticas la cosa cambió. Pero hasta ese momento era muy hermoso lo que pasaba, un movimiento popular único en el Uruguay. Tipos que estaban enterrados en vida en ese momento, uno hoy es presidente de la República (por José “Pepe” Mujica) y otro hoy es ministro de defensa (Eleuterio Fernández Huidobro). Algo hemos hecho bien. - Antes de la llegada del Frente Amplio al poder, se planteaba la cuestión de cómo tenía que ser una murga con un oficialismo progresista o de izquierda y vos decías que no tenía que perder la crítica, que no tenía que “ser oficialista” más allá de apoyar.

¿Seguís manteniendo esta idea? - Lo sigo diciendo. Nosotros durante muchos años peleamos desde la murga para que pasaran las cosas que pasaron y vamos a seguir luchando para que sigan pasando otras cosas que todavía no suceden. La obligación del artista es siempre tratar desde la imaginación de estar un poquito más allá de la realidad, para ayudarla. A veces lo logra, otras no. Yo pienso que desde ese lugar hay muchas cosas que son muy criticables de todos estos procesos latinoamericanos, y muchas otras están en la esencia de su éxito de su triunfo. Una de esas, es la amplitud para recibir las críticas. En la medida que funcione esa amplitud está asegurado un camino más claro que si empieza la censura. Porque la censura es como un escorpión que se pica la cola, entonces digo que todos los gobiernos o los poderes que abran y que aireen con la risa, la cultura, la educación y la enseñanza, hacen crecer y van en el buen camino, el de la luz. Por eso creo que está bueno criticar, está bueno reírse de los gobernantes, por más que después con algunos, puedas tomar un café con ellos y decirles que estás de acuerdo con algunas cosas que hacen.

  Es interesante esta idea de poder construir desde la crítica y que no todo aquel que critica es un antagonista. -No al contrario, cuando la crítica es hecha desde la buena leche…porque que en definitiva, cuando una crítica es hecha desde la mala leche fortalece al que es criticado, porque al final se sabe, se ve. Siento que en Argentina se vive un proceso muy importante, histórico, como en Uruguay u otros países de América Latina, pero no debemos olvidar que son los pueblos los que deciden. Tenemos que estar muy atentos.

- Decías también que no conocías ninguna de derecha. ¿Es posible, te imaginás cómo sería? - No, no es posible. Ya el hecho de cantar juntos y acordar que estamos de acuerdo en que cantamos esto es un pensamiento que yo atribuyo a la izquierda. Atribuyo al entendimiento que es más importante el grupo que el individuo. El individualismo puede ser un gusano maldito. Hay que ver qué podemos hacer desde lo individual para potenciar al grupo.

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