Nora Sánchez
Es una de las estatuas más nuevas de la Ciudad, pero ya es la más fotografiada . A dos años de su inauguración, celebrada el 30 de agosto de 2009, la escultura de Mafalda en San Telmo se convirtió en un punto de peregrinación para fanáticos del personaje de todo el mundo. Y los fines de semana, sobre todo los domingos, hasta hacen cola para sacarse fotos con ella, que está sentada sonriente sobre un blanquísimo banco de plaza en la esquina de Chile y Defensa .
En cuanto la vio, la docente venezolana Manuelita Zelwer sonrió igual que su admirado personaje. Después de sacarle unas cuantas fotos contó: “En Venezuela, Mafalda es muy conocida. Creo que llegó en los años 60 con los exiliados argentinos, muchos de ellos científicos que vinieron después del desalojo de las universidades en La Noche de los Bastones Largos. Los libros de Quino se venden en mi país y yo me enteré de que estaba esta estatua por una nota en la BBC . Así que hoy hice todo este paseo para venir a saludarla”. Además, recordó su tira favorita de la historieta. “Es una donde la maestra le pregunta a Felipito cuánto es 9 por 7. Y él le responde que los que conocemos nuestras limitaciones sabemos qué es 7 por 8”.
La escultura que reproduce al personaje creado por Quino, símbolo del inconformismo, fue realizada por el artista Pablo Irrgang. Con apenas 80 centímetros de alto, está hecha en resina epoxi y fibra de vidrio reforzada, que resulta resistente a las efusivas muestras de cariño de los fans. Como las de Andrés Schwendener, un guatemalteco que este fin de semana se le abrazó mientras lo fotografiaba su novia, Margarita Abascal. Ella comentó que estudia en Buenos Aires un posgrado en Políticas Públicas y que sus amigos argentinos no sabían dónde estaba la estatua. “La encontré por casualidad, caminando por San Telmo. Y hoy quise volver con mis padres y mi novio, que es el más fanático”.
“No hay mucha información sobre dónde está la estatua y a la gente le cuesta encontrarla”, explicó la encargada de un negocio de fotografía de la calle Chile, que desde que pusieron a Mafalda se transformó en un local temático . Venden las historietas originales del personaje de Quino a $ 23 y tasas y remeras con su figura. Y hasta pusieron un cartel en la esquina: “Te sacamos la foto con Mafalda a $ 15”
Ahora, por ejemplo, Roger Gazza sorprende a su novia Eli Ruiz llevándola a ver la estatua para festejar los diez meses de la pareja. “Lo tenía planeado hace rato –confesó él–. Somos de acá pero nunca habíamos venido”. “Me encantan Mafalda y todos los personajes, –dijo Eli–. Mi otro favorito es Guille, el hermanito, porque tiene salidas súper ocurrentes. Como que le guste el chupete on the rocks”.
“Vienen de todos lados, sobre todo brasileños, mexicanos, chilenos, venezolanos, colombianos y peruanos –cuenta la vendedora del local–. Todos llegan con mucho amor por Mafalda. A veces traen a alguien con los ojos vendados para darle la sorpresa”.
La estatua de Mafalda está en la esquina del edificio donde vivía Quino, en el décimo piso de Chile 371. La entrada de este edificio, con su puerta verde y vidriada, era el lugar donde el personaje se sentaba a observar el mundo y elaborar sus ácidas reflexiones. “¿Por qué la queremos a Mafalda? –se preguntó Luz, una ecuatoriana que fue a visitarla junto a varias amigas–. Porque odia la sopa. Y porque dice paren el mundo que me quiero bajar”.
Aquel día
La imagen quedó inaugurada el domingo 30 de agosto de 2009, a pocos metros de la ex casa del dibujante Quino, quien asistió a la presentación con otros artistas.
En cuanto la vio, la docente venezolana Manuelita Zelwer sonrió igual que su admirado personaje. Después de sacarle unas cuantas fotos contó: “En Venezuela, Mafalda es muy conocida. Creo que llegó en los años 60 con los exiliados argentinos, muchos de ellos científicos que vinieron después del desalojo de las universidades en La Noche de los Bastones Largos. Los libros de Quino se venden en mi país y yo me enteré de que estaba esta estatua por una nota en la BBC . Así que hoy hice todo este paseo para venir a saludarla”. Además, recordó su tira favorita de la historieta. “Es una donde la maestra le pregunta a Felipito cuánto es 9 por 7. Y él le responde que los que conocemos nuestras limitaciones sabemos qué es 7 por 8”.
La escultura que reproduce al personaje creado por Quino, símbolo del inconformismo, fue realizada por el artista Pablo Irrgang. Con apenas 80 centímetros de alto, está hecha en resina epoxi y fibra de vidrio reforzada, que resulta resistente a las efusivas muestras de cariño de los fans. Como las de Andrés Schwendener, un guatemalteco que este fin de semana se le abrazó mientras lo fotografiaba su novia, Margarita Abascal. Ella comentó que estudia en Buenos Aires un posgrado en Políticas Públicas y que sus amigos argentinos no sabían dónde estaba la estatua. “La encontré por casualidad, caminando por San Telmo. Y hoy quise volver con mis padres y mi novio, que es el más fanático”.
“No hay mucha información sobre dónde está la estatua y a la gente le cuesta encontrarla”, explicó la encargada de un negocio de fotografía de la calle Chile, que desde que pusieron a Mafalda se transformó en un local temático . Venden las historietas originales del personaje de Quino a $ 23 y tasas y remeras con su figura. Y hasta pusieron un cartel en la esquina: “Te sacamos la foto con Mafalda a $ 15”
Ahora, por ejemplo, Roger Gazza sorprende a su novia Eli Ruiz llevándola a ver la estatua para festejar los diez meses de la pareja. “Lo tenía planeado hace rato –confesó él–. Somos de acá pero nunca habíamos venido”. “Me encantan Mafalda y todos los personajes, –dijo Eli–. Mi otro favorito es Guille, el hermanito, porque tiene salidas súper ocurrentes. Como que le guste el chupete on the rocks”.
“Vienen de todos lados, sobre todo brasileños, mexicanos, chilenos, venezolanos, colombianos y peruanos –cuenta la vendedora del local–. Todos llegan con mucho amor por Mafalda. A veces traen a alguien con los ojos vendados para darle la sorpresa”.
La estatua de Mafalda está en la esquina del edificio donde vivía Quino, en el décimo piso de Chile 371. La entrada de este edificio, con su puerta verde y vidriada, era el lugar donde el personaje se sentaba a observar el mundo y elaborar sus ácidas reflexiones. “¿Por qué la queremos a Mafalda? –se preguntó Luz, una ecuatoriana que fue a visitarla junto a varias amigas–. Porque odia la sopa. Y porque dice paren el mundo que me quiero bajar”.
Aquel día
La imagen quedó inaugurada el domingo 30 de agosto de 2009, a pocos metros de la ex casa del dibujante Quino, quien asistió a la presentación con otros artistas.
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