Víctor Casaus y Luis Rogelio Nogueras.
Ediciones La Memoria.
Colección A guitarra limpia,
Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau.
Coedición con Ojalá y Editorial Letras Cubanas. La Habana, 2006. 292 pg
Este libro es un regalo compartido. Por una parte
es una fiesta para los silviófilos y travadictos que han acompañado sus
canciones, en algunos casos durante décadas, disfrutando, reflexionando,
sufriendo, aprendiendo, amando o maldiciendo. Y por otro lado este libro es
también parte de una fiesta íntima, en minúsculas pero internamente enorme, con
la que estamos celebrando el cumpleaños sesenta del trovador. Esta nueva
edición de Que levante la mano la guitarra, fiesta de la amistad compartida y
de la memoria fiel y persistente, inicia una nueva colección de Ediciones La Memoria del Centro
Cultural Pablo de la
Torriente Brau que lleva el nombre de A guitarra limpia, el
espacio cultural abierto a finales de 1998 para ofrecer medio de expresión y
difusión a todas las generaciones y tendencias de la nueva trova cubana,
manifestación activa, creciente y necesaria dentro del panorama de la cultura
cubana.
Tuve la suerte de ser atendido, más
que ignorado, por mis contemporáneos, a pesar de la cantidad de papeletas de
olvido que le suele tocar a mi estirpe. Y tuve la suerte de nacer doce años
antes de que un rabo de nube descendiera al país que me tocara, en otra
insondable rueda de la fortuna. Tuve también la suerte de que no me tragaran
las contradicciones que todas mis suertes anteriores me obsequiaron. Y la
suerte, además, de que prevaleciera el compromiso con la vida sobre la
autocompasión. La suerte de que cada golpe de soga fuera hilando un tejido
resistente, pero no invencible, todo lo expuesto que lo humano precisa. Esa es
la suerte madre de mis suertes: la de no haber extraviado entre hados pasajeros
la memoria de ser afortunado, la dura y necesaria suerte del párpado abierto y
el corazón en carne viva.
Silvio Rodríguez
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