Miles de niños y niñas en el mundo están siendo víctimas, muchas
veces en silencio, de maltratos físicos, mentales y emocionales. Por
eso, hoy convocan a reflexionar sobre el tema y reafirmar el compromiso
de las Naciones Unidas de proteger sus derechos.
La conmemoración fue decidida por una resolución de la Asamblea
General de las Naciones Unidas fechada el 19 de agosto de 1982 y
motivada por lo que acontecía en ese momento en Palestina. Estaban
consternados por el gran número de niños libaneses y palestinos que
estaban siendo víctimas inocentes de la agresión en Israel. Pero el tema
de la violencia no es ajeno a nuestro tiempo.
Hoy más que nunca el tema de la protección de los más pequeños y la
necesidad de garantizar sus derechos, es importante. En nuestro país, es
una realidad oculta y, desgraciadamente, aún poco documentada.
Desde la organización Save the Children reclaman por una norma que
combata la agresión en la infancia y que establezca, en el Código Civil,
el castigo físico. En el marco de su reclamo, presentaron un informe
que han dado en llamar “Más allá de los golpes: ¿Por qué es necesaria
una ley?” donde se da detalles sobre episodios violentos de distintas
naturaleza y siempre teniendo como víctima al menor.
Quienes están vinculados a la temática aseguran que se trata de una
realidad aceptada donde sólo se entiende por violencia los casos
extremos sin percatarse que las amenazas, humillaciones, los insultos,
el abandono afectivo y no dar educación o garantizar la salud del menor
también son una forma de violencia.
La violencia es justamente, y según el organismo internacional, “toda
forma de perjuicio o abuso físico, mental o emocional, descuido o trato
negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual”.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia ha revelado que más
del 80% de los menores ha sido víctima de algún tipo de castigo en el
mundo, un tercio con lesiones graves.
En España, los mecanismos de denuncia no son eficaces y ni siquiera
hay una recopilación oficial sobre los datos de esta realidad.
Quienes son capaces de violentar la integridad y el respeto de los
pequeños pueden ser muchas personas o incluso efectuarse en distintos
ámbitos –familiar, de la comunidad, etc. Pero, por lo general, son
personas de su medio más cercano.
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