Abel Pintos agotó las localidades en su primer Luna Park |
De Ingeniero White a Buenos Aires hay 695 kilómetros. Pero desde el
momento en que aquel niño oriundo de esa ciudad le hizo llegar un demo a
León Gieco hasta hoy, los kilómetros recorridos se multiplicaron. Ese
joven que en su primer disco sorprendía con su voz aún infantil se
convirtió durante todos estos años en un fiel representante del
folklore.
Se subió a escenarios de festivales y teatros de todo el país y ayer Abel Pintos
llegó por primera vez al Luna Park. Catorce años después de su debut,
su cara estampó remeras, posters, llaveros y hasta relojes en las
inmediaciones de un estadio colmado en su mayoría por público femenino
que se mostró excesivamente verborrágico durante todo el show.
"Creo que pasamos toda la vida soñando un momento como este", dijo el cantante de 27 años visiblemente emocionado luego de abrir el concierto con "Solo", en medio de un clima de puro fervor desde el arranque hasta el fin.
El recital en "el palacio de los deportes" incluyó dos sets: uno con las canciones de su último trabajo, "Reevolución", y otro con los temas de sus seis discos anteriores. Zambas, chacareras y baladas sonaron acompañadas de un coro inagotable durante dos horas y media.
Pero el valor agregado del show fueron los arreglos que dieron lugar a versiones completamente nuevas de obras que ya son un clásico en el repertorio de Pintos. "Canta" en clave de rock y "Todo está en vos" hecha reggae se destacaron entre las 27 canciones que los asistentes festejaron eufóricos.
Entre los invitados, pasaron Guadalupe Farías Gómez para aportar su voz a "Sólo soy una canción"; Fabricio Rodríguez con su armónica en "No me olvides"; Marcela Morelo en voz para "Aventura" y Juanchi Baleirón con su guitarra en "Tiempo".En la banda, lo acompañaron Ariel Pintos y Marcelo Predacino en guitarras y coros, Norberto Córdoba en bajo, Alfredo Hernández en piano y Claudio Di Cicco en batería.
Casi al final del espectáculo, este artista que también es una suerte de sex symbol de la música tradicional recogió del escenario un particular regalo: entre risas, mostró al público una bombacha y evocó a Sandro, pionero en recibir tan especial obsequio.
La tercera salida incluyó cuatro canciones que hicieron vibrar a "la cuna del boxeo". "Sueño dorado", "Tu voz", "Bella flor" y "Reevolución" marcaron la tanda de bises y la despedida. En un momento de notable madurez artística, Abel tuvo su merecido primer Luna Park. Y sin dudas, no será el último.
"Creo que pasamos toda la vida soñando un momento como este", dijo el cantante de 27 años visiblemente emocionado luego de abrir el concierto con "Solo", en medio de un clima de puro fervor desde el arranque hasta el fin.
El recital en "el palacio de los deportes" incluyó dos sets: uno con las canciones de su último trabajo, "Reevolución", y otro con los temas de sus seis discos anteriores. Zambas, chacareras y baladas sonaron acompañadas de un coro inagotable durante dos horas y media.
Pero el valor agregado del show fueron los arreglos que dieron lugar a versiones completamente nuevas de obras que ya son un clásico en el repertorio de Pintos. "Canta" en clave de rock y "Todo está en vos" hecha reggae se destacaron entre las 27 canciones que los asistentes festejaron eufóricos.
Entre los invitados, pasaron Guadalupe Farías Gómez para aportar su voz a "Sólo soy una canción"; Fabricio Rodríguez con su armónica en "No me olvides"; Marcela Morelo en voz para "Aventura" y Juanchi Baleirón con su guitarra en "Tiempo".En la banda, lo acompañaron Ariel Pintos y Marcelo Predacino en guitarras y coros, Norberto Córdoba en bajo, Alfredo Hernández en piano y Claudio Di Cicco en batería.
Casi al final del espectáculo, este artista que también es una suerte de sex symbol de la música tradicional recogió del escenario un particular regalo: entre risas, mostró al público una bombacha y evocó a Sandro, pionero en recibir tan especial obsequio.
La tercera salida incluyó cuatro canciones que hicieron vibrar a "la cuna del boxeo". "Sueño dorado", "Tu voz", "Bella flor" y "Reevolución" marcaron la tanda de bises y la despedida. En un momento de notable madurez artística, Abel tuvo su merecido primer Luna Park. Y sin dudas, no será el último.
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