La
payada, en Argentina y Uruguay, es un arte perteneciente a la cultura
hispánica, que adquirió un gran desarrollo en la zona sur. Desde
principios del siglo XIX, algunas crónicas de las luchas
independentistas de ambos países hacen referencia a los payadores como
elemento importante de cohesión espiritual entre la tropa gaucha, de
aliento para la lucha armada y de crónica periodística que narraba los
sucesos militares de mayor relevancia.
Pero hay otro payador, el que hizo de este arte su medio de vida,
improvisando un recitado en rima, cantado y acompañado de una guitarra,
provocando la admiración en almacenes de campo, reuniones nocturnas en
torno al fogón y otras celebraciones camperas de todo tipo. Sus
actuaciones en el siglo XIX podían seguir dos modalidades que
sobrevivieron hasta nuestros días: la de la improvisación individual y
la del contrapunto, donde cada payador debía contestar rimando las
preguntas de su contrincante, para luego pasar a preguntar del mismo
modo.
Esa modalidad de “contrapuntear” provocadora que dejaba a
más de un payador sin respuesta (hasta solía dirimirse a duelo de
cuchillo), era frecuente en la payada clásica del siglo XIX. Hoy, este
recurso aparece más como un acto de ingenio, picardía y demostración de
recursos lingüísticos de cada payador y perdió su carácter agresivo.
Asimismo han caído en desuso modalidades dramáticas como entregar la
guitarra al vencedor o romper el instrumento en señal de derrota. La
despedida se ha transfomado invariablemente, en el canto de una, dos o
tres décimas en la forma denominada “a media letra “, donde las estrofas
son cantadas a dúo por los payadores “contrincantes” mostrando la
unidad del movimiento.
El primitivo ritmo que cantaron los Payadores
Rioplatenses fue el cielito. Lo siguieron la cifra y la habanera, la
vidalita y el estilo. El legendario Gabino Ezeizaes quien introduce el
ritmo de milonga en la Payada y profesionaliza el arte del payador, que
vive su época de oro entre fines del 1800 y comienzos del 1900.
Seguidores de esa leyenda en el tiempo inspirada por el Santos Vega de
Lugones y el Martín Fierro de José Hernández, son payadores como José
Betinoti, Carlos Molina, Abel Soria, Julio Gallego, Gabino Sosa Benítez,
José Curbelo, Roberto Ayrala y Marta Swing, entre muchos otros.
En
Argentina se ha establecido el 23 de julio como“Día del Payador” en
recuerdo de la famosa payada celebrada entre Juan Nava y Gabino Ezeiza
en 1884, en Montevideo.
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