martes, 24 de julio de 2012

Día de la Integración de América Latina



El 24 de julio de 1783 nacía en Caracas Simón Bolívar, padre de la independencia Suramericana y pionero de la integración regional junto a José de San Martín.

Argentina, por Ley, declaró el 24 de julio como el “Día Nacional de la Integración de América Latina” resolución dictada por
La Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) en 1993.

 Simón Bolívar fue un prócer venezolano que luchó para liberar a los pueblos americanos de la dominación extranjera. Su sueño era verlos unidos en una sola patria.

Compartimos algunos fragmentos que figuran en el acta de ALADI que trata esta celebración:


“... no debería estar muy lejano el sueño colectivo de que algún día todos seremos hermanos de una sola América unida e integrada más aun siendo parte de una misma tierra y de una misma patria”.


“En este Día llamado de la Integración, debemos asumir el compromiso solemne de alcanzar esa Patria Común, con la que soñó Simón Bolívar.”

Su ideario de lucha contra la desintegración de los pueblos sigue vigente en la mente de muchos de nosotros, por sobre, incluso, el llamado "desencanto posmoderno". ¿Qué hay en esta propuesta que la hace sobrevivir al paso de los años? ¿Cuáles son los rasgos más sobresalientes de esta utopía? 

En Bolívar, la integración constituye una meta que hace posible sentar las bases de un sistema de diálogo y de cohesión permanente entre los pueblos de este continente. Como él mismo dice: "Es una idea grandiosa pretender formar de todo el Mundo Nuevo una sola nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una religión, debería, por consiguiente, tener un solo gobierno que confederase los diversos Estados que hayan de formarse; más, no es posible, porque climas remotos, situaciones diversas, intereses opuestos, caracteres desemejantes dividen a la América(...). Esta especie de corporación podrá tener lugar en alguna época dichosa de nuestra regeneración". Se trata, en la óptica bolivariana, de una utopía de difícil realización, pero no de un sueño inviable o imposible.

La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar.
 Eduardo Galeano

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